28/9/2006
“La alegría inundaba la cara de los alumnos cuando se veían identificados en sus banderas”
La
frase “Convivir es vivir” recoge la esencia del proyecto educativo por
el que seis profesores del CEIP Luis Vives de Zaragoza optan al II
Premio a la Acción Magistral. Con este galardón, la UNESCO, la FAD y el
BBVA reconoce la labor de los programas que fomentan valores como la
tolerancia, la solidaridad, la justicia o la igualdad.
Pilar Artiaga Bueno
Las banderas fue una actividad que marcó a los niños
Sin embargo, este proyecto no nació con la ambición de presentarse al concurso. La semilla de “Convivir es vivir” surgió ante las necesidades que los maestros del centro detectaron en sus alumnos. Fue luego, ya en marcha, cuando seis de los maestros que habían trabajado en él decidieron optar a este galardón. Éstos son Conchita Pueyo, Elena Biel, Pilar Martínez Aguilar (jefa de estudios del centro), Roberto Moraz (coordinador del proyecto), Miguel Ángel Vicente (director del centro) y José Manuel Villar.
El pasado agosto recibieron la noticia de que se encontraban entre los finalistas que podían conseguir esta mención a la “Acción Magistral”, junto a otros dos colegios aragoneses: el Pablo Antonio Crespo de Aliaga (Teruel) con el “Mens sana in corpore sano 2”, y la escuela infantil Cardelina de Sabiñánigo (Huesca) con “Edusalud Cardelina”. Estos tres proyectos educativos serán los representantes aragoneses en la segunda edición del galardón.
Pregunta.- ¿Me pueden explicar lo que quieren transmitir con el nombre del proyecto?
Conchita Pueyo.- Voy a leer lo que fue la justificación del proyecto: “Vivir en paz, vivir con alegría, vivir rodeado de amigos de otras razas, culturas o etnias; vivir en compañía de una gran familia educativa; vivir en un ambiente de aprendizaje intercultural continuo, vivir intercambiando opiniones, creencias, costumbres e ideas con otras culturas distintas a la nuestra y utilizando el diálogo como principal vía para comunicarnos los unos con los otros. Vivir es convivir”.
El ambiente del colegio ha mejorado, según los propios profesores
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Pilar Martínez.- Surgió para dar respuesta real a la situación nueva que se ha planteado en el centro. Hasta hace cuatro o cinco años el centro contaba con una población baja, unos 80 ó 90 alumnos. Estaba a punto de cerrarse.
Sin embargo, la llegada masiva de familias inmigrantes al barrio ha supuesto también el aumento de alumnos matriculados en el centro, pasando a triplicarse el total de niños escolarizados.
Esto ha dado lugar a mucha riqueza cultural, a mucha vida en las aulas, pero también a dificultades, situaciones nuevas que no sabíamos cómo afrontar; incluso a problemas de convivencia o a faltas de entendimiento por el idioma.
Por eso, este proyecto ha surgido de la necesidad de plantearnos nuestro propio trabajo, para saber cómo tratar a los alumnos, entre los que hay 18 nacionalidades o culturas y son extranjeros en el 80%.
P.- ¿Cómo nació el proyecto?
Roberto Moraz.- Fue a raíz de una convocatoria que hizo el Servicio Provincial de Educación, que nos venía como anillo al dedo porque éste era un proyecto realmente necesario. El claustro nos dio el visto bueno, así como el inspector de zona, Andrés Alonso, por lo que nos pusimos a trabajar.
Tras evaluar el contexto del centro, descubrimos cuáles eran las necesidades que se presentaban y planteamos los objetivos que queríamos conseguir. También determinamos los contenidos, la metodología, la evaluación y las actividades.
P.- ¿Cuáles eran los objetivos que se marcaron?
RM.- Aunque podían haber sido muchos más, elegimos cinco a grandes rasgos. En primer lugar, se buscaba que los niños aceptaran la variedad real que hay en el centro: las razas, las costumbres, las culturas... Después, que conocieran los pueblos que integran la diversidad cultural que hay en el centro, ya que hay alumnos que proceden prácticamente de casi de los cinco continentes.
El tercer objetivo era fomentar unos valores que facilitaran la convivencia en el centro: la paz, la amistad, la tolerancia o el respeto. Otro objetivo que nos parecía muy importante y que consideramos que en buena medida conseguimos fue aumentar la implicación de los padres en la educación de sus hijos. De ahí, surgieron varias actividades en las que los padres participaron en las actividades del centro.
Por último, se buscó ayudar a los alumnos a que tomaran conciencia de las consecuencias de sus actos de convivencia, ya fueran positivos o negativos. Y se intentaba fomentar en ellos un espíritu de autocrítica y de responsabilidad, que vieran cuándo las cosas que hacían estaban bien y qué cosas podían mejorar de cara a la convivencia.
Unos diplomas al Buen Ciudadano premiaron a los que utilizaron el diálogo para sus diferencias
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RM.- Quisimos que cada mes se trabajara un valor: en marzo, la cooperación desde Infantil a tercer ciclo; en abril, la tolerancia y el respeto; en mayo, la responsabilidad. Quincenalmente nos reuníamos para plantear las actividades, que estaban supervisadas siempre por algún miembro de la comisión. Luego las distribuíamos a los profesores, quienes las llevaban a las aulas y después las evaluaban. Así, todas han quedado archivadas y de cara a este año podremos mejorar las que no eran del todo satisfactorias y repetir las que sí.
P.- Una de estas tareas fue la creación de un diario de convivencia mensual. ¿En qué consistía?
RM.- Buscamos que los propios niños enjuiciasen sus comportamientos. Había un diario por clase y todos los días, al final de la jornada, los alumnos debían escribir las conductas que estaban bien y las que debían mejorarse. Era la propia clase la que decidía. Y con esas valoraciones se planteaban metas para el siguiente mes, como no pegar a los compañeros o el recoger de forma ordenada.
PM.- Y quienes lo consiguieron tuvieron su recompensa.
RM.- Sí, en la “fiesta de la interculturalidad” de final de curso les entregamos unos diplomas a tres o cuatro niños por clase que habían sido ejemplo de comportamiento. No sólo a los que habían actuado correctamente, sino también a los que habían cambiado su conducta o habían solucionado una rencilla entre compañeros por medio del diálogo. Salieron al centro del patio y allí todos los compañeros los aplaudieron. Eran los "Diplomas al buen ciudadano".
P.- Y, ¿cuáles fueron otras actividades que marcaron a los niños?
Elena Biel.- Sin duda, las banderas. No deja de ser un detalle visual, aunque sí muy significativo. En cada clase los niños prepararon la bandera de la nacionalidad que más sobresalía en cada curso, de tal forma que todas los países de procedencia de los alumnos del colegio estuvieran representados. Además, cada uno elegía cómo hacerla mejor. Después, se colocaron en las escaleras todas juntas, con una pequeña explicación de las características del país.
CP.- Al principio, sólo tenían una visión individual, de la bandera que habían realizado en su clase. Sin embargo, cuando se dispusieron por los pasillos la alegría llenaba sus caras el ver su país, su nacionalidad. Se sentían más identificados con el colegio, se vieron reflejados en su bandera.
RM.- A la hora de confeccionar los escudos de las banderas, recibimos ayuda de algunos de los alumnos que nos trajeron su propio escudo de casa. Y nos corregían en cómo era el color de tal parte del escudo.
PM.- Aprendimos todos, se sentían tan involucrados hasta el mínimo detalle de un escudo.
P.- ¿Qué resultados han visto en los niños?
EB.- Yo vi claramente que el clima había cambiado. Aunque fuera poco tiempo para trabajar y evaluarlo. Los profesores se involucraron bastante y las primeras actividades fueron vistosas, con lo que los alumnos vieron en lo que se estaba trabajando.
PM.- Hay muchos logros; aunque nosotros no consideramos que hemos hecho una obra, sino que estamos empezando los cimientos. Los resultados se irán viendo. Pero lo positivo es la fusión de la comunidad educativa: la escuela, las familias y el entorno.
El éxito de este proyecto es que estamos viendo cambios de actitudes de los niños, de respeto, de acercamiento de las familias, de implicación de las madres en la tarea educativa. Y en este acercamiento, los niños son los primeros en beneficiarse.
http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=27892&secid=9
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